Convergència i Unió ha obtenido en las elecciones generales un 4,17%, 1.014.263 votos y 16 diputados. Izquierda Unida, un 6,92%, 1.680.810 votos y 11 diputados.
Amaiur, un 1,37%, 333.628 votos y 7 diputados.
UPyD, un 4,69%, 1.140.242 votos y 5 diputados.
Por último, el PP, con un 44,62%, obtuvo 10.830.693 votos y 186 diputados, mientras que el resto de partidos, con el 53,38% y 12.316.269 votos han obtenido 164 diputados.
¿De qué proporcionalidad y representatividad nos hablan?
Ni una palabra del tema, ni del 28% que no acudió a votar, ni de la reforma de los partidos, ni de impulsar la participación ciudadana en la política, ni del Senado y sus 2,1 millones de votos nulos o en blanco, nada de nada.
Ahí, a la vuelta de la esquina están los mercados, esperándonos para decirnos en qué consisten la proporcionalidad, la representatividad y la "verdadera democracia".
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Al principio me puse triste, incluso me asusté:
"Mayoría absoluta", la propia expresión impone temor, demasiado cerca de otra palabra que asusta: "absolutismo". Sin embargo, reuní valor y fui a ver los resultados, y dejé de tener miedo.
Porque, sí, el queso de los escaños mostraba una marea azul, el PP era el indudable mayoritario, pero después miré el otro lado del queso y vi muchos colores.
Sí, el PSOE había perdido, pero la izquierda y la gente de la calle no hemos perdido.
Un 71% de participación es un buen resultado, sobre todo cuando la abstención ha tenido más de protesta (no creo que sea la más adecuada, pero no deja de serlo) que de pasotismo. La gente está implicada, la gente cree en alternativas, la gente no ha tirado la toalla, ni se ha rendido al bipartidismo. Y eso me tranquilizó.
Sí, el inmovilismo de los conservadores (como su propio nombre indica) asusta, pero las ganas de cambiar, de creer y de luchar de progresistas, de izquierdas, de ecologistas, y de todos los que creen que hay cosas que pueden y deben cambiar, anima.
Y a mí me ha animado. A pesar de la mayoría absoluta.
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Ante los resultados de las elecciones, estas son algunas de mis reflexiones.
Primera, dada la abrumadora mayoría absoluta del PP y el abrumador hundimiento del PSOE, el cambio de Gobierno debería hacerse de forma inmediata; es absurdo tener un vacío gubernamental hasta primeros de año.
Segunda, lo injusto del sistema electoral, tomando como referencia a UPyD, cuarta opción política más votada, que se ve relegada a la sexta fuerza política representada en el Congreso.
Con los mismos diputados que PNV, y eso que estos han tenido 820.000 votos menos.
Pero ahí no queda eso, Amaiur, con 800.000 votos menos, tiene dos diputados más, y CiU, con 126.000 votos menos, tiene 11 diputados más.
¿Qué ocurre entonces?
Muy simple, la concentración del voto facilita que partidos políticos de poca representatividad del verdadero sentimiento político nacional hace que se divida el Congreso de forma tan injusta y confusa.
Tercera, más de lo mismo, el poder judicial puede que se vea presionado por los resultados electorales, no digo que así vaya a ocurrir, y quizás pueda verse forzado a sobreseer o cerrar las causas judiciales por corrupción abiertas a simpatizantes del PP, mientras que aflorarán todos los casos de corrupción del PSOE de estos últimos años. Que cuando el río suena, agua lleva.
Por último, ¿facilitó información sobre los resultados del Senado el Gobierno, algún partido político o medio informativo?
Si nadie lo tiene ya en cuenta, parece que lo más lógico es que desapareciera y, al menos, vamos ahorrando.
Manuel
#857
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