Fuegos artificiales, compras de última hora, discursos políticos, fiestas familiares y cenas copiosas.
Como cualquier Nochevieja occidental, así se celebra también la llegada del Año Nuevo chino, que comenzó coincidiendo con el primer día del primer mes lunar, y que estará regido por el buey, un animal que representa la honestidad, la honradez y, sobre todo, mucho trabajo, algo que va a ser muy necesario para salir de esta crisis.
Festividad importante en Asia, equivalente a la Navidad occidental, se celebra a lo grande en China, Taiwán, Corea, Mongolia, Nepal, Bután, Vietnam y países con grandes colonias chinas como Singapur, Indonesia, Malasia, Filipinas y Tailandia, pero también en muchas ciudades europeas y americanas, donde las comunidades de inmigrantes organizan desfiles y otras actividades festivas.
Así, en España, la comunidad china de Madrid (unas 38.000 personas) se ha concentrado en el centro de la capital para participar en el desfile tradicional, encabezado por un dragón dorado, símbolo del color de los emperadores y su poder. El pasacalles, compuesto además por músicos que tocaban ruidosamente los tambores y los platillos, y dirigido por la artista Cristina Chang, ha concluido frente al reloj de la Puerta del Sol, como manda la tradición española.
Los chinos celebran su Nochevieja de una manera muy parecida a la española, es decir, con regalos y cena familiar, en la que no puede faltar la pasta de arroz o nian gao, un alimento que se pronuncia muy parecido a la palabra progreso, por lo que al tomarlo hoy se espera un nuevo año cargado de mejoras.
Mientras, en China las tradicionales ferias de Año Nuevo se han iniciado en los templos budistas y taoístas de China, y en ellos se venden objetos de la buena fortuna, se piden deseos para el año nuevo y se disfruta de las actuaciones de sombras chinescas, marionetas chinas o de la danza del león.
Manuel
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