Los sectores empresariales, inmobiliarios y de la arquitectura están eufóricos con la próxima inauguración de las cuatro torres de la Castellana madrileña.
Pero, más importante aún será el fuerte impacto de las torres en la imagen internacional de Madrid como ciudad de negocios.
A juzgar por la opinión de los expertos consultados, todos son ventajas.
La imagen de las cuatro torres juntas, como cuatro chimeneas, tiene una potencia simbólica muy fuerte y reforzará el atractivo y la credibilidad de la ciudad.
Y la pone definitivamente en el mapa de las ciudades que cuentan.
Madrid, que cuando era una ciudad de segundo orden llegó a contar con rascacielos pioneros como el de Telefónica (1929) o Torre Madrid (1957), los más altos de Europa, tenía necesidad de proyectos emblemáticos como éste, que ahora la ponen en una posición similar a la de París o Londres.
Los nuevos rascacielos, con alturas entre los 223 y los 250 metros, vendrán, además, a suplir la falta crónica de este tipo de oficinas de lujo en la ciudad, algo que empezaba a provocar desesperación en muchas empresas, principalmente multinacionales o financieras.
#160
Manuel
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