De tapas y de cajeros, mejor en España
Sacar dinero en el extranjero es difícil y caro por la escasez de dispensadores y las comisionesRamón Muñoz,12/07/2007, ElPaís
Se dice, con exhaustiva precisión estadística, que sólo en el distrito centro de Madrid, el que irradia desde la Puerta del Sol, hay más bares que en toda Finlandia.
Pero lo que no se comenta es que también hay casi más cajeros automáticos.
Y es que, a riesgo de relacionar la afición patria a las tabernas con la necesidad de tener dinero fresco al alcance de la mano, lo cierto es que España es el país europeo donde hay más bares y más cajeros.
Tocamos a un cajero por cada 714 habitantes. En Finlandia, por ejemplo, hay uno por cada 3.150.
Tampoco aguantan la comparación otros países menos boreales como Alemania, en el que, con 30 millones más de habitantes que España, tiene 3.000 dispensadores de efectivo menos. Para que se haga una idea precisa del problema: si viaja este verano al país de Beethoven tiene la mitad de probabilidades de poder sacar dinero en la calle que si veranea en la patria urbanística de Eduardo Zaplana, (dígase Comunidad Valenciana).
Así que, aún queriendo huir de la citada conexión entre la tendencia a la embriaguez y al derroche, no queda más remedio que encomiar que tengamos el privilegio único en el mundo de tener un bar por cada 135 habitantes (el dato no es inventado, Anuario Estadístico de La Caixa 2006) y, el no menos formidable, de contar con el mayor parque de cajeros automáticos del mundo, salvo Japón.
Las causas de esa afición desaforada por la tarjeta de débito son dos, fundamentalmente. La primera es la desmesurada afición de nuestros bancos a ganar dinero. A más cajeros, menos personal, y menos costes laborales (porque, se diga lo que se diga, dentro del cajero no hay ningún chino). Las entidades financieras españolas tienen el mayor índice de productividad por empleado de Europa. Y una de las razones de esa eficiencia es que contamos con un parque de 58.600 cajeros que, como trabajan las 24 horas del día, sustituyen potencialmente a 180.000 empleados.
El segundo motivo es la costumbre cada vez más enraizada de los ciudadanos a sacar dinero del cajero. Los españoles acuden 83 veces al año, más del doble de las veces que van a una sucursal, y sacan en cada operación una media de entre 100 y 110 euros.
Una vez convenido que España es el mejor lugar para sacar dinero en cualquier esquina y gastárselo en el bar al doblar la calle, hay que animar al viajero a que viaje allende nuestras fronteras. Bastará con unas simples advertencias. La primera y casi única importante se llama comisión.
Conseguir dinero en el extranjero es caro, carísimo, independientemente de cómo se obtenga (casas de cambio o cajeros). Por eso, si de verdad quiere ahorrar y no teme a los robos, lleve consigo efectivo desde España. La bendición del euro permite viajar por casi toda Europa sin cambiar moneda. Portar billetes grandes (los de 100 y 200 euros son ideales) y contratar una caja fuerte en el hotel ayudará en la labor.
Pero si no quiere llevar dinero encima, y acude a un cajero (ATM, en inglés) lo primero que tiene que tener en cuenta es que no sólo va a pagar comisiones sino que, hasta que vuelva a España, no va a saber lo que paga. Y es que en el extranjero no existe la obligación como aquí de informar al cliente del importe de lo que se le carga en comisiones. Por eso, el viajero debe llevarse la lección aprendida. Cada vez que saque dinero de un cajero de un país de la UE le cargarán un porcentaje sobre el importe que retire. Casi todas las grandes entidades (Santander, BBVA, La Caixa, Caja Madrid, Bankinter y Banco Sabadell) cobran un 4%, pero con un mínimo fijo que varía entre 2,4 y 3,5 euros. Es decir, que no conviene sacar cantidades pequeñas. Para entendernos, si alguien saca 100 euros en dos veces pagará 5 euros (la comisión mínima de 2,5 euros por dos) mientras que si lo retira de golpe sólo abona 4 euros (el 4%).
Si su banco dispone de sucursales en el extranjero, por favor, no cometa el error de buscarla plano en mano. Malgaste su tiempo en buscar un café recóndito o el último museo etnológico del lugar antes que andar metro arriba, metro abajo, en busca de las escasísimas oficinas que tienen las entidades financieras españolas fuera del país. Aunque sacar dinero en esos cajeros es gratis, el transporte para llegar a ellos no lo es.
Un consejo que, sin embargo, es muy útil seguir si se hace turismo nacional. Y es que si se saca dinero en una sucursal de su entidad, la operación es gratis. Si en el lugar de veraneo no existe esa posibilidad, hay que acudir a un cajero adscrito al mismo sistema de pago (Servired, 4B o Euro 6000). Pagará comisión pero mucho menos que si cambia de sistema.
Otro consejo no por obvio menos apropiado es llevar más de una tarjeta de distintas entidades. En muchos lugares turísticos, sobre todo en Latinoamérica, no sólo hay pocos dispensadores de dinero sino que casi ninguna acepta todas las tarjetas.
El cajero automático acaba de cumplir 40 años. Lo inventó un escocés mientras se bañaba en la bañera. La primera borrachera también se produjo después de un baño. El que se dio Noé en su Arca por el diluvio.
Así que hasta históricamente se puede decir que sacar dinero y beber tienen el mismo origen.
#161
Manuel