Me alegro, sobre todo, de que, por fin, una gran parte de la población aplastada y descontenta salga a la calle a decir que están hartos y que la situación tiene que cambiar.
El peligro estriba en equivocarse de ventanilla, en protestar contra el sistema democrático, no contra los que viven a costa del sistema democrático y lo están destruyendo.
Por eso creo que el 15-M tiene razón pero debería orientar su protesta en el sentido que propugna Almudena Grandes en su columna ¡Vota! del día 16 de mayo.
Mi propuesta, incluso, va más allá; todos los que salen a la calle porque piensan que el sistema está podrido y que los partidos no les representan deben votar masivamente a los partidos de izquierda y, además, afiliarse a ellos para, una vez dentro, provocar el cambio que reclaman promoviendo medidas tales como: una ley electoral proporcional que acabe con el bipartidismo establecido; la limitación de mandatos, de forma que ningún responsable político permanezca más de dos legislaturas en el cargo; las listas abiertas en todas las elecciones para que no sea el partido sino el elector quien decida a quién hay que elegir; la obligatoriedad de que cualquiera que sea elegido para cualquier puesto, una vez que lo abandona al término del plazo establecido, vuelva al puesto de trabajo que dejó; que toda persona elegida para cualquier puesto esté obligada a declarar sus ingresos y patrimonio, tanto al incorporarse como al abandonar el mismo; y que se les exija a los políticos que si durante el ejercicio del cargo son imputados por cualquier delito, deberán abandonarlo inmediatamente; y, si son condenados, se les impedirá presentarse nunca más.
Algunos lo hemos intentado pensando que desde dentro es como se puede provocar el cambio; pero, evidentemente, no se consigue en plan Quijote.
Sigo convencido de que es desde dentro como puede conseguirse, pero solo si somos multitud.
Y que la indignación se convierta en acción transformadora.
No permitamos que se apropien de la democracia los que consideran que todo es suyo, el sistema, las instituciones, el dinero.
Manuel
#733
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