lunes, mayo 31, 2010

Rusia se mueve

Solo Bush ha dividido tanto a la Unión Europea como lo ha hecho Rusia.
En un estudio, Mark Leonard y Nicu Popescu clasificaron a los 27 Estados miembros en hasta cinco grupos (desde los "partidarios de una nueva guerra fría" a los "caballos de Troya") en función de sus preferencias a la hora de tratar con Moscú (Política Exterior, núm. 121 de 2008).
A un extremo, unos querían aislar a Rusia, convencidos de que seguía siendo una amenaza; otros, sin embargo, eran partidarios de ignorar los excesos rusos (tanto dentro como fuera de sus fronteras), dejar las cosas correr y centrarse en hacer buenos negocios.
Estas divisiones internas han permitido a Rusia manejar a los europeos a su antojo, premiando a unos, ignorando a otros, incluso coaccionando descaradamente a algunos sin que los demás acudieran en su ayuda.
Nada simbolizó mejor esta retirada europea que la contratación del ex canciller alemán, Gerhard Schröder, para presidir el consorcio Nordstream que tendería en el Báltico un gasoducto entre Alemania y Rusia con el que sortear a la siempre problemática Ucrania.

El mérito de Rusia es innegable: desde una economía que es 15 veces menor que la de la UE, un presupuesto de defensa 10 veces menor que el de los 27 y una población tres veces y media inferior, ha podido hablar de tú a tú a la UE y obstaculizar seriamente sus planes, desde Ucrania a Asia Central, pasando por Kosovo, Irán o Georgia.
Un aplauso para su diplomacia, que ha sabido aplicar la vieja regla divide et impera (divide y vencerás) con más éxito que nadie.

Muchos europeos, de forma bienintencionada aunque excesivamente inocente, han confiado en que el mero transcurrir del tiempo iría acercando a Rusia a parámetros occidentales hasta convertirla en una democracia representativa con una economía abierta al exterior y una política exterior alineada con la UE.
Sin embargo, en un interesante ensayo publicado en el libro ¿Qué piensa Rusia? (CIDOB, 2010), Gleb Pavlosky, uno de los arquitectos de conceptos clave para entender la Rusia de hoy como el "consenso de Putin", "democracia soberana" o "verticales del poder", señala que, frente a lo que creen algunos, el objetivo de Rusia no es unirse a Occidente, sino librarse de él. Debido a las traumáticas experiencias de 1917 y de 1991, donde los cambios internos se tradujeron en pérdidas significativas de territorio y continuas humillaciones por parte de otras potencias, la élite gobernante en Rusia maneja hoy un concepto de libertad distinto del que solemos manejar normalmente: libertad de elegir internamente y sin interferencias el régimen político; libertad de actuar internacionalmente sin ser constreñidos por otros (especialmente por el unilateralismo estadounidense); y libertad económica (que no liberalismo) en el sentido de poder lograr una prosperidad lo suficientemente importante como para sostener un Estado fuerte.
Desde estos parámetros, en los que la democracia se ha visto como sinónimo de debilidad y caos, es más fácil entender la actuación rusa en estos últimos años.

Afortunadamente, sin embargo, las cosas han cambiado o, mejor dicho, están cambiando.
Rusia se siente ahora psicológicamente más segura que hace unos años, a lo que ha contribuido notablemente tanto la llegada de Obama a la Casa Blanca como la crisis financiera, que ha puesto en paréntesis la rivalidad geopolítica en la región euroatlántica. Con los planes de desplegar el escudo antimisiles en Polonia cancelados, la expansión de la OTAN a Ucrania y Georgia detenida y la presencia de la flota rusa en Sebastopol prorrogada por Yanukóvich, Rusia puede concentrarse ahora en sus problemas internos, que son muchos, especialmente en lo que se refiere a la modernización económica del país, la gran asignatura pendiente en un país excesivamente dependiente de las exportaciones de recursos naturales y con un sistema legal que todavía es un problema tanto para las empresas como para la sociedad civil.
En esa modernización es donde la UE puede jugar un papel importante, siempre que se cumplan dos condiciones: una, que actúe unida y, dos, que no olvide que el objetivo de Rusia no es integrarse en Europa, sino ser un polo de poder en el mundo multipolar que caracteriza ya el siglo XXI.

La cumbre UE-Rusia que se celebra en Rostov cierra la transición entre el viejo sistema de presidencias rotatorias y el nuevo puesto en marcha por el Tratado de Lisboa.
En contraste con la cumbre UE-América Latina, donde España tuvo un papel protagonista, esta vez, en lugar de José Luis Rodríguez Zapatero y Miguel Ángel Moratinos, el protagonismo estará en manos del presidente del Consejo, Herman Van Rompuy, y la alta representante para la Política Exterior, Lady Ashton.
Será por tanto una excelente oportunidad para comprobar hasta qué punto la UE también se ha reinicializado a sí misma y es capaz también de actuar coordinadamente poniendo fin a sus divisiones.

JOSÉ IGNACIOTORREBLANCA 31/05/2010

Manuel
#582

domingo, mayo 30, 2010

Enterrar a los asesinados por los fascistas

Los falsos historiadores distorsionan la verdad.
No se puede meter en el mismo saco lo ocurrido en las mal llamadas dos zonas de la Guerra Civil española.
En una, la republicana, se defendía la legalidad; en la otra, la rebelde, estaban los sublevados que provocaron la guerra.

En la retaguardia republicana, las crueldades tuvieron lugar durante los meses que duró la guerra y, casi exclusivamente, en los primeros.
En el lado rebelde, los asesinatos y consejos de guerra no solo se produjeron durante el conflicto sino que se prolongaron durante 40 años.

Ni cuantitativa ni cualitativamente fueron iguales los crímenes cometidos.
Cuantitativamente, las víctimas republicanas y luego antifranquistas fueron más desde el primer momento y se prolongaron mucho más en el tiempo.
Cualitativamente, los generales traidores, desde que empezaron a preparar la sublevación, optaron por implantar el terror. Cuanto más dura fuera la represión, mejor. Consideraban que solo así podían triunfar contra un Gobierno que contaba con el apoyo de la mayoría del pueblo.

Desde la primera Instrucción reservada de Mola, de febrero de 1936, se exige a los conspiradores esa implantación del terror. También en las directivas para Marruecos, del 24 de junio de 1936, se detalla cómo proceder de manera inmediata a la eliminación de los izquierdistas, la detención de las autoridades civiles republicanas y el cierre de partidos y sindicatos.

Los crímenes rebeldes comenzaron antes del 18 de julio.
Ya el 17 se concentró a cientos de detenidos en el campo de Zalúa, a 27 kilómetros de Melilla, y allí fueron asesinados 189 de ellos, incluidos muchos militares contrarios a la sublevación. La ola de terror se adueñaba de inmediato de cada parcela en la que triunfaban los sublevados.
Obreros, campesinos, alcaldes y concejales, maestros, médicos, etcétera, eran llevados en camiones a los cementerios para su fusilamiento.En pastorales y homilías, los obispos bendecían esa "limpieza" de España.

En la zona en la que mandaba el Gobierno legítimo, este se vio en primer lugar desbordado por la sublevación de buena parte del Ejército. Tuvo que ser el pueblo en armas el que lo defendiera.
Con esas armas, algunos comenzaron la ola sangrienta de la revolución que se enfrentó a la previa ola sangrienta de la contrarrevolución.

Otra diferencia entre los crímenes cometidos en la zona republicana y los que tuvieron lugar en el lado de los sublevados, es que el Gobierno, en cuanto le fue posible, intentó y consiguió impedirlos. Los dirigentes republicanos, piénsese en Zugazagoitia, fueron los primeros en protestar por las barbaridades en su zona.
Nada de eso ocurría en el bando rebelde.
El director general de Prisiones le decía al general Mola: "Hay que echar al carajo toda esa monserga de derechos del hombre, humanitarismo, filantropía y demás tópicos masónicos".
Y con este espíritu, los sublevados prolongaron sus crímenes hasta la muerte del dictador, en 1975.
No es posible, pues, meter en el mismo saco los crímenes de unos y otros.
Es mentira sostener que en ambos bandos se practicó una enfurecida limpieza étnica, como sostenía Joaquín Leguina en su artículo Enterrar a los muertos.

La Transición supuso el paso de la dictadura a la democracia. No fue buena, ni mala.
La quiso el pueblo, su principal protagonista. Los que intervenimos, de ambos lados, hicimos lo que se debía y lo que se podía hacer en las circunstancias nacionales e internacionales del momento.
Una de ellas era la presión y el miedo al Ejército que había ganado la guerra (muchos generales del momento habían estado en la División Azul o participado en consejos de guerra del franquismo). Otras eran la guerra fría, la situación económica española y la imperiosa necesidad de incorporarse a Europa.

La Ley de Amnistía se hizo pensando en los represaliados por el fascismo.
No en los crímenes cometidos por el régimen, que entonces no eran considerados como tales.
Además, los crímenes contra la humanidad y los genocidios ni son amnistiables ni prescriben.
Enjuiciarlos no es delito. Es un deber.

Es falso decir que se pide que solo sean honrados los asesinados por los fascistas.
También es falso afirmar que se pide que sus asesinos sean juzgados.
Solo se quiere enterrar dignamente a las decenas de miles de asesinados que permanecen en las cunetas. No se pretende perpetuar la división entre los españoles. Todo lo contrario.
La dignidad de esos muertos y de sus familias es el único modo de pasar definitivamente la página.

Cuando los falsos historiadores mantienen hoy la versión que sobre la guerra y la dictadura escribieron los vencedores, lo hacen con el beneplácito de los dirigentes del PP, que quieren así justificar el que ese partido se niegue a romper con el franquismo.
Es una exigencia que procede de la extrema derecha que aún forma parte de sus filas.
Por el contrario, las derechas civilizadas europeas sí condenan los fascismos que subyugaron a sus países, no se sienten sus herederos y no admiten como antecedentes a Hitler o Petain.

Es cierto que no todos los votantes del PP se sienten relacionados con el franquismo.
Pero no es verdad que "media España" vote al PP.
Háganse las cuentas: la mayoría de nuestro pueblo vota al PSOE, Izquierda Unida y otras formaciones de ámbito español o autonómico que sí reniegan explícitamente del franquismo.

Teodulfo Lagunero es catedrático de Derecho Mercantil y abogado.


Manuel
#580

La Europa real

Al final habrá que concluir que la única Europa seria y realmente existente es la de Eurovisión.
Una Europa pop, de vertiginosos zooms y giros de cámara, trajes de lentejuelas que hoy son leds y melodías de hoy que son las de ayer, y las de siempre, impertérritas.
Una Europa de geometría tan variable como imaginativa: si un foro reúne a Islandia y Chipre, Bielorrusia y Bosnia-Herzegovina, Albania e Irlanda, Azerbaiyán y Moldavia, no lo dude ni un minuto, esto es Eurovisión.

Se trata en efecto del único patrimonio cultural verdaderamente común que hoy puede exhibir el Viejo Continente.
No hay más que darse una vuelta por los foros de Internet para hacerse una idea del enorme know-how acumulado, territorio abonado para el vaticinio con causa como el del gran José Luis Uribarri. Todo esto es muy serio.
Como lo son las apuestas, que echaban humo en la Red estos días: Daniel Diges, de ganar, se hubiera pagado 161 a 1.
En su sondeo, basado en las visitas a páginas relacionadas con el evento, Google daba por ganadora a la alemana Lena, como efectivamente ocurrió. Ya querría la demoscopia política alcanzar el grado de fiabilidad de la eurovisiva. Esto es muy serio, repito.

Internet ha dado nueva vida a Eurovisión y de paso se ha cargado de un plumazo las predicciones de la teoría de la comunicación que daban por apuntillado al festival, como unas décadas antes, con no mejor clarividencia, habían dado por finiquitada a la radio por efecto del auge de la televisión.
Una gala creada en 1956 y transmitida en directo a muchos países, en lo que entonces constituía un alarde tecnológico, no parecía tener muchos puntos de supervivencia en una sociedad global en la que cualquier evento, incluso doméstico, puede difundirse en línea al mundo.
Pues ha resultado ser al revés: la accesibilidad telemática no ha hecho más que engordar a la bestia.

Notas de urgencia a la edición de ayer.
El freakismo de convocatorias anteriores está en retirada.
Entre los artistas, abundaron los caballeros con traje oscuro y camisa blanca y las damas de tiros largos más o menos sobrios. Lena iba de corto y negro: existencialista. Igual marca tendencia.
En lo musical, ganan terreno las baladas lentas a lo Elton John frente a los ritmos más discotequeros. Lo étnico parece en franca retirada: apenas alguna perdida flauta celta y algún violín tzigane, sin duda tratando de emular el éxito de Alexander Rybak el año pasado.

Es la única Europa que funciona.
Una Europa en la que Grecia lanza sin complejos al resto una OPA (así se titulaba su canción: Opa), Francia canta "allez, olla, olé" y España se hace pequeñita ante el bochorno del salto de Jimmy Jump tocado con barretina.
Una Europa decididamente real en la que al final, como en el fútbol, gana Alemania.


Manuel
#579

Étretat - Village












Manuel
#581

'Absolutamente' impecables

Absoluto y absolutamente, son las palabras elegidas por el Partido Popular para neutralizar los efectos de la corrupción institucional instalada en sus dominios de Valencia, Madrid, Baleares y, parece que en menor medida, Castilla y León y Galicia.
Desde aquella instrucción de un juez Garzón movido por su absoluta animadversión hacia el PP, en los inicios, pasando por las maniobras absolutamente parciales de policías y fiscales, llegamos al actual y absoluto convencimiento de que el partido, dicen sus dirigentes, siempre se conduce de forma absolutamente honesta.

Cierto que, por el camino, han tenido que desprenderse (bajo la novedosa modalidad de la dimisión en fascículos) de dos docenas de crápulas que a pesar del carnet y sus altos cargos públicos, en absoluto representan los principios y valores de la formación conservadora.
Quedan unos cuantos en la Generalitat, pero eso habrá que verlo, de momento toca absoluto respeto por la presunción de inocencia.

Lo que más me solivianta es que el truco va a funcionar.
A caballo de la crisis económica, con unos apoyos mediáticos entregados a la causa, las puntuales ayuditas de jueces amigos y mucho, muchísimo morro, las encuestas avanzan que los populares mantendrán Madrid y Valencia; ganarán en Andalucía; quizás, también en Castilla-La Mancha y recuperarán La Moncloa.
Entonces con todo el poder (absoluto, por supuesto) en las manos, España verá un nuevo amanecer.

Claro que para que esto acontezca, es necesario que la mayoría social que detesta todo lo que estos impecables representan, cometa la absoluta gilipollez de postrarse en una digna abstención.
Con eso cuentan, absolutamente.

José Luis Sánchez Santos. A Coruña.

Manuel
#578

jueves, mayo 27, 2010

Suárez y ZP

Ahora percibimos a Adolfo Suárez poco menos que como un héroe de Troya.
Como Gutiérrez Mellado o el cardenal Tarancón.
Como ocurre con los fotogramas de las buenas películas, los rostros van adquiriendo un aura mítica.
Sin embargo, si viajas a las hemerotecas de aquel tiempo procura ir bien equipado para adentrarte en la ciénaga. La cacería tipográfica todavía hiere los ojos.
Produce náusea tanta tinta infectada por el odio.
Resulta muy ilustrativo ver cómo los titulares van cimentando un callejón sin salida para así llegar al final apodíctico: "Estamos en un callejón sin salida".

Las de Suárez y Zapatero no son vidas paralelas.
Como tampoco Obama es Fran-klin Roosevelt, aunque algunos de los que subrayan la diferencia nos ocultan que el admirado impulsor del new deal fue despellejado por los vejaministas de su época.
Pero el mayor parecido no radica tanto en los personajes, sino en los odios irracionales que despiertan. Ese si es un rasgo histórico que comparten Suárez y Zapatero.

Las descargas de odio sobre ambos no son consecuencia de ninguna crisis, sino que se generan desde el primer momento.
¿Por qué? No son agresivos, ni soberbios, ni autoritarios, ni tontos de remate.
¿Cuál es la naturaleza de semejante odio? A Suárez lo mandaban al paredón. A Zapatero, en una manifestación de organizaciones piadosas, lo arrojaban al "agujero" junto con su abuelo ejecutado.
La también piadosa e ilustrada alcaldesa Rita Barberá ha dicho del presidente un octonario:
"Incompetente, ignorante, inmoral y miserable".
A lo que Zapatero podría responder: "¡Eso da votos, Rita!".
Pero, ¿puede sobrevivir el humor cuando a continuación se zahiere a la familia? John Galbraith dijo que la política consiste en elegir "entre lo desastroso y lo desagradable".

Tal vez tenemos un Gobierno desastroso.
Pero también es mala suerte tener una oposición desastrosa y desagradable.

MANUEL RIVAS 29/05/2010

Manuel
#577

martes, mayo 25, 2010

Élétot - Le pays des hautes falaises









Manuel
#576

'Hardware' y 'Software'

Los países son como los ordenadores: necesitan tanto unas buenas infraestructuras (el hardware) como personas capacitadas para obtener el máximo rendimiento de ellas (el software).
Como cualquier usuario de informática sabe, de nada sirve comprar el último ordenador disponible en el mercado si uno no reserva el suficiente dinero para adquirir los programas informáticos que lo harán funcionar.
Pues igual que un ordenador sin programas no es más que una caja tonta, cabe preguntarse si un país que tenga el mayor número de kilómetros de vías de alta velocidad de Europa y, a la vez, más de cuatro millones y medio de parados y un gasto ridículo en innovación y desarrollo, es también una caja tonta.

En el año 2009, España no solo invirtió en infraestructuras el triple que Alemania (1,79% del PIB frente a 0,69%), sino que como hemos conocido por boca del propio Ministro de Fomento, esas inversiones se realizaban sin "el análisis de la previsión de la demanda para valorar la viabilidad económica de las obras o el estudio de las necesidades de mantenimiento".

Así que mientras que el Gobierno se gastaba una parte de los 17.200 millones anuales de presupuesto para infraestructuras en lindezas como una doble entrada de alta velocidad a Galicia o Cantabria, España seguía sin una red pública de educación infantil (0-3 años), contaba con una red de escuelas de Primaria que en su mayoría datan de los años sesenta, soportaba un fracaso escolar del 30% en la Educación Secundaria Obligatoria, disponía de una Formación Profesional víctima de un abandono histórico, no contaba con ninguna de sus 77 universidades entre las primeras 150 del mundo y se conformaba con unos servicios de empleo incapaces de gestionar de forma ágil y flexible el reciclaje formativo de los desempleos para orientarlos a nuevos empleos.

Haría falta un estudio en profundidad para ver cómo y por qué se han asignado las prioridades de gasto en este país, pero el resultado es claro: mucho hardware y poco software (y, por añadidura, poco gasto social).

Cuando en 1986 me matriculé en el último curso de Bachillerato en el instituto público de Hillerød, una pequeña población de unos 30.000 habitantes al norte de Copenhague, mi sorpresa fue mayúscula: en mi instituto danés, además de tener menos de 20 alumnos en clase, se impartían tres idiomas, había piscina cubierta, varios campos de fútbol, aula de teatro y clases de 10 o 12 instrumentos musicales.

Sin embargo, las carreteras danesas eran solo regulares, y sus trenes de cercanías, aunque puntuales, estaban viejos. Cruzar el país era una pesadilla, pues cada pocos kilómetros tenías que meter el coche en un transbordador para cruzar de una isla a otra. Eso sí, la asistencia dental era gratuita para todos los daneses, su sistema de becas fantástico y su red pública de residencias de ancianos sencillamente apabullante.

No he mirado cuál era la renta per cápita de Dinamarca en 1986, pero imagino que no sería muy distinta de la de España hoy en día. Los daneses tardaron bastantes años y dudaron mucho a la hora de construir los grandes puentes que los unen hoy con Escandinavia y con el continente, ya que los costes eran enormes y las prioridades educativas y de bienestar estaban claras.

Hoy siguen siendo uno de los países más ricos del mundo, con mejores niveles educativos y con tasas de paro ridículamente bajas, a la vez que una de las sociedades más igualitarias.

Al otro extremo de Europa, en España, teníamos unas infraestructuras penosas que era necesario modernizar, pues suponían una de las razones de nuestro histórico atraso. Sin embargo, parece que no supimos o no quisimos parar. La airada reacción del presidente de Cantabria ante el anuncio de la suspensión del proyecto del AVE Palencia-Cantabria, advirtiendo al presidente José Luis Rodríguez Zapatero de que los cántabros no tolerarán "la humillación" (sic) de ir a Madrid en alta velocidad pasando por Bilbao, muestra todavía hasta qué punto a este país se le han subido las infraestructuras a la cabeza en detrimento del gasto social o educativo.

Si España quiere tener algún futuro, debería revisar aún más profundamente sus prioridades de gasto y sus actitudes hacia la educación.
De lo contrario, seguirá siendo ese país que un ex ministro de Exteriores alemán describió irónicamente como "un precioso país lleno de autopistas vacías"

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA 24/05/2010

Manuel
#575

Etretat Plage









Manuel
#574

Paris - Tour Eiffel








Manuel
#573

sábado, mayo 15, 2010

Garzón, suspendido y en el banquillo

Finalmente se ha producido la suspensión del magistrado Baltasar Garzón por decisión del Consejo General del Poder Judicial y a consecuencia del procedimiento penal abierto en su contra por el Tribunal Supremo por el intento de investigación de los crímenes del franquismo.

La imagen del juez abandonando la Audiencia Nacional es sorprendente y, sin duda, ha conmocionado a una buena parte de la ciudadanía española e internacional.


Se cesa a un juez que ha servido al Estado de derecho durante casi 30 años, 20 de ellos en la Audiencia Nacional. Un juez que se ha ganado el prestigio gracias a su labor en la persecución de los crímenes internacionales, de terrorismo y relativos a la corrupción pública.

De su trabajo en estos años resulta especialmente relevante su decisiva contribución en el caso Pinochet a favor de la concepción de la Justicia Universal. Desde las sentencias del Tribunal de Nuremberg, en defensa de los valores universales asociados a la dignidad de las personas y al derecho a la vida, ninguna resolución judicial ha tenido más repercusión en la consolidación de los principios de imprescriptibilidad y jurisdicción universal para la persecución de los delitos de genocidio y contra la humanidad que la orden de detención internacional del juez Garzón al general Augusto Pinochet, en el año 1999.

Estos principios obligan a todos los Estados a perseguir los graves crímenes contra los derechos humanos, en cualquier lugar y en cualquier momento que se hubieran producido, precisamente porque no sólo afectan de forma directa a las víctimas, sino que agreden al conjunto de la humanidad por su carácter sistemático y masivo.

Pues bien, estos mismos principios son los que intentó aplicar el juez Garzón en la causa por los crímenes de la cruenta dictadura franquista. Y, paradojas de la vida, la actuación que hace 11 años fue objeto de reconocimiento, ahora le lleva al banquillo de los acusados, a raíz de la iniciativa de un autodenominado sindicato Manos Limpias, cuyo máximo dirigente aparece históricamente vinculado a la ultraderecha, y en virtud de una querella de Falange Española y de las JONS, por el momento apartada del proceso por razones formales.

Y ello, a pesar de la razonada oposición del Ministerio Fiscal y de la inexistencia de perjudicados por sus resoluciones calificadas de prevaricadoras. Ni un solo ciudadano ha comparecido ante el Tribunal Supremo sintiéndose víctima de las decisiones del juez Garzón. Contrariamente a ello las víctimas del franquismo constataron que se abría una vía de esperanza a sus legítimas demandas de justicia y reparación y tutela judicial efectiva.

El peor delito que puede imputarse a un juez es el de prevaricación: dictar a sabiendas una resolución injusta. Sólo aquellas decisiones judiciales que no tengan cabida en la ley, y que comporten un retorcimiento tal del ordenamiento jurídico de forma que resulten indefendibles, pueden ser tildadas de prevaricadoras.

El procedimiento penal abierto por el juez Garzón lo fue a raíz de las denuncias presentadas por familiares de las víctimas del franquismo, cuya legítima pretensión era saber la verdad, recuperar los restos de sus familiares ejecutados, conocer la suerte de los desaparecidos y conseguir que se hiciera justicia. Sus decisiones jurisdiccionales se han basado en la consideración de que las desapariciones forzadas, el secuestro organizado de niños y los asesinatos masivos son crímenes de lesa humanidad que no están prescritos ni amparados por la Ley de Amnistía de 1977, en aplicación de los Tratados Internacionales ratificados por España y del derecho internacional de los derechos humanos, cuyas normas forman parte de nuestro ordenamiento y nos obligan.

Pueden ser decisiones discutibles pero responden a una doctrina que es compartida por jueces españoles y de otros países, además de por un sector significativo de los juristas expertos en derecho internacional.

Estamos ante un debate jurídico serio y complejo, y por muy discutible que sea, y justo por eso, no puede ser objeto de criminalización. Una controversia que, en el fondo, lo es también sobre la independencia judicial, al alcanzar de lleno lo que constituye el ámbito propio de la tarea judicial: la interpretación de las leyes a la luz de la Constitución y de las normas internacionales.

En la declaración "a favor de la libertad de interpretación judicial" suscrita por el Secretariado de Jueces para la Democracia y firmada por más de 50 jueces el pasado 12 de febrero, se afirmaba que la tarea judicial es hoy un espacio de creación, no porque lo quiera el juez, sino porque lo impone la realidad de la propia ley. Por ello cercenar el debate jurídico resulta altamente preocupante para la independencia judicial porque desincentiva la imaginación jurídica, moldea jueces conformistas y sumisos al poder y a la jerarquía y se erige en un obstáculo insalvable para la imprescindible evolución de la jurisprudencia.

Y, así las cosas, ¿podía el Consejo General del Poder Judicial haber decidido no suspender cautelarmente al juez Garzón?

En nuestra opinión sí. Es cierto que la Ley Orgánica del Poder Judicial determina que la suspensión de los jueces y magistrados tendrá lugar "cuando se hubiera declarado haber lugar a proceder contra ellos por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones". Sin embargo, su aplicación no puede entenderse de forma automática.

Cabría distinguir entre aquellos procedimientos penales en los que la querella ha sido interpuesta por el Ministerio Fiscal de aquellos otros en los que el querellante es una acusación popular. La diferenciación no es gratuita: el fiscal constitucionalmente defiende el principio de legalidad, lo que no ocurre con la acción popular, que defiende intereses difusos, y en ocasiones contrarios al interés general. Una acusación del fiscal comporta una mayor solidez de que en el futuro pueda prosperar una condena contra un juez. Sin embargo, una petición de absolución por el Ministerio Fiscal, representante de la legalidad, hace más plausible una sentencia absolutoria, pese al ejercicio de la acción popular por acusaciones claramente posicionadas a favor del franquismo y en contra de la recuperación de la memoria de las víctimas.

En cualquier caso, cabía otra solución, la de haber aceptado previamente su petición de traslado a la Corte Penal Internacional, informada favorablemente por todas las instituciones públicas implicadas, y haber esperado al resultado del juicio y de la sentencia, antes de proceder a la suspensión.

El juicio que va a iniciarse ante el Tribunal Supremo será recordado como el proceso contra el juez que quiso esclarecer los crímenes del franquismo. El Tribunal Supremo deberá resolver si la inaplicación de la Ley de Amnistía entra en el terreno de lo discutible y deberá pronunciarse sobre si el juez Garzón actúo en el ámbito de su independencia judicial; también si se ha respetado su derecho a un proceso justo.

En su caso, el Tribunal Constitucional y, en última instancia, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos deberán pronunciarse sobre idénticas cuestiones.

Aunque no compartamos muchas de las decisiones adoptadas contra el juez Garzón, vivimos en un Estado de derecho y confiamos en nuestro sistema judicial. Esperamos, por ello, que Baltasar Garzón pueda algún día volver a ejercer como juez. Creemos que con ello aumentará la credibilidad en nuestra justicia y la confianza de los ciudadanos en nuestras instituciones.

Montserrat Comas d'Argemir, Ramón Sáez Valcárcel,
Manuela Carmena
y Javier Martínez Lázaro son magistrados.
Félix Pantoja García es fiscal.
Y todos son ex vocales del Consejo General del Poder Judicial.

Manuel
#572

jueves, mayo 13, 2010

Les Tontons flingueurs

Jeudi 13 mai, à 21 H 40, France 5 revient sur un film culte, Les Tontons flingueurs, dans le cadre de sa série documentaire, « Un film et son époque ».
Toute une époque, en effet, se trouve croquée dans ce long métrage devenu mythique.
Une époque où le cinéma n’hésitait pas à se parodier, où des acteurs de tout premier plan savaient ne pas se prendre au sérieux, où les groupes de pression hygiénistes n’incitaient pas les réalisateurs à supprimer cigarettes et alcool de leurs scènes sous peine de procès et où le langage ne s’affadissait pas dans les circonlocutions du politiquement correct.


Tiré de Grisbi or not grisbi, un polar d'Albert Simonin que son auteur accepta de considérablement remanier lorsqu’il travailla à son adaptation cinématographique, ce film de George Lautner aurait pu passer inaperçu sans un miraculeux concours de circonstances.
Michel Audiard, qui en signa les dialogues, avait d’abord voulu l’intituler Le Terminus des prétentieux, en reprise d’une réplique de l’un de ses héros. Par bonheur, ses producteurs l’en dissuadèrent. Nul doute qu’avec un pareil titre, le succès aurait eu peu de chance de se trouver au rendez-vous.
Par ailleurs, Jean Gabin, qui avait été pressenti pour tenir le rôle principal et voulait imposer des conditions exorbitantes à sa participation, fut remplacé par Lino Ventura, dont le profil, le jeu et la personnalité correspondaient probablement mieux à la dimension comique du scénario.
Enfin, une scène d’anthologie, la célébrissime scène de la cuisine, théâtre d’une beuverie aussi hilarante que mémorable, faillit ne pas être tournée, Audiard la considérant, curieusement, inutile.


Si le scénario n’a rien d’original, puisqu’il se fonde sur une guerre de succession dans le milieu des truands, les situations cocasses, le jeu des acteurs et surtout les dialogues savoureux de Michel Audiard (dont les amateurs trouveront ici le script intégral) participèrent au succès populaire de ce pastiche des films noirs tels qu’il s’en tournait à l’époque, manifestement réalisé dans la bonne humeur.
La distribution incluait de grands noms : Lino Ventura (Fernand Naudin), Bernard Blier (Raoul Volfoni), Jean Lefebvre (Paul Volfoni), Francis Blanche (Maître Folace), Claude Rich (Antoine Delafoy), Jacques Dumesnil (« Le Mexicain ») et Robert Dalban (Jean).
Le DVD qui fut tiré du film et en présente une version soigneusement restaurée, continue une honorable carrière commerciale, même si les chaînes de télévision le programment régulièrement. Car, aujourd’hui, ce long métrage fait partie des grands classiques du cinéma français, quasi unanimement apprécié.

Tel ne fut cependant pas le cas lors de sa sortie, en 1963. La mode s’engouait pour la Nouvelle Vague et l’intelligentsia parisienne vouait Michel Audiard aux gémonies, notamment parce qu’elle ne goûtait pas son humour dévastateur d’anar de droite, soutenu par la virtuosité avec laquelle il maniait la langue verte. Les Tontons furent donc copieusement éreintés. A titre d’exemple, Henri Chapier, s’adressant au dialoguiste, écrivait : « Vous pavoisez haut, mais vous visez bas. » Le critique sera beaucoup mieux inspiré lorsqu’en 1983, il fut l’un des très rares à remarquer Clémentine Tango, un film de Caroline Roboh que la télévision s’honorerait de diffuser, car il s’agit là d’un petit chef d’œuvre dérangeant de poésie, d’esthétique et d’humour.

Tourné avec peu de moyens, mais beaucoup d’intelligence et de sens de la dérision, Les Tontons flingueurs se voient et se revoient avec un égal plaisir.
Le documentaire diffusé par France 5, basé sur les témoignages des protagonistes, permet d’en comprendre mieux la genèse et les coulisses. Un bon moment assuré.

Quant aux répliques cultes, il suffit d’en citer trois pour que chacun se retrouve plongé dans l’atmosphère du temps :

Raoul Volfoni :
« Non mais t’as déjà vu ça ?
En pleine paix, y chante et pis crac, un bourre-pif, mais il est complètement fou ce mec !
Mais moi les dingues j’les soigne, j’m’en vais lui faire une ordonnance, et une sévère, j’vais lui montrer qui c’est Raoul.
Aux quatre coins d’Paris qu’on va l’retrouver éparpillé par petits bouts, façon puzzle
Moi quand on m’en fait trop j’correctionne plus, j’dynamite… j’disperse… j’ventile… »

Fernand Naudin :
« Patricia, mon petit… Je voudrais pas te paraître vieux jeu ni encore moins grossier.
L’homme de la Pampa, parfois rude, reste toujours courtois, mais la vérité m’oblige à te le dire : ton Antoine commence à me les briser menu ! »

Fernand Naudin :
« Les cons, ça ose tout, c’est même à ça qu’on les reconnaît. »


…..et: “c’est curieux ce besoin chez les marins de faire des phrases”……un régal.

Manuel
#571

martes, mayo 11, 2010

El napalm no se inventó por casualidad

"Debemos abandonar la práctica de la tortura porque la información que proporciona ya no es fiable".
Es decir, no porque se trate de una salvajada moralmente reprobable, sino porque como método de obtención de información ya no es eficaz, puesto que los activistas de Al Qaeda se entrenan para soportarla.
Si alguien se hubiera expresado en semejantes términos en un seminario jurídico europeo, los asistentes le hubieran saltado al cuello restregándole por la cara la Declaración Universal de Derechos Humanos y los convenios internacionales correspondientes.

Pero no, el que así hablaba era uno de los participantes estadounidenses en el Foro de Seguridad Global sobre Terrorismo Internacional, organizado por la Escuela de Leyes de la Universidad de Nueva York, entre la complacencia general de los asistentes y la mirada atónita de los jueces antiterroristas Jean Louis Bruguière, de Francia, Baltasar Garzón y Fernando Andreu, de España, y la fiscal Dolores Delgado.

Y es que la mayoría de los norteamericanos que han participado en el seminario, muchos implicados en la lucha contra el terrorismo, escenifican claramente ese viejo principio de "entre que sufra mi madre o que sufra la suya, que sufra la suya" y no se plantean dilemas éticos sino que son fervientes partidarios de la eficacia a cualquier precio.
Su única preocupación es Estados Unidos y reducir la amenaza terrorista.
Lo demás es accesorio.

De muy poco sirve que los jueces españoles reclamen el respeto a la ley y argumenten que para ser eficaz es necesario que las pruebas sean válidas en un proceso penal para poder condenar a los terroristas y que las confesiones obtenidas bajo torturas son nulas ante cualquier tribunal que se precie de tal.

Eso sí, siempre respetuosos con la libertad de expresión, permiten que año tras año se escuche la voz disidente de un neoyorquino musulmán de origen iraní que plantea que la política de Estados Unidos en Irak y Afganistán genera odio y tiene parte de la culpa de los ataques que recibe.
Sin embargo, nada de ese discurso cala entre el medio centenar de asistentes.
Ni siquiera se le replica.
Simplemente se le ignora.

Otro de los participantes destaca que Obama mantiene prácticamente las mismas medidas contra el terrorismo que Bush.
El manual es el mismo, insiste, pero el triunfo de Obama ha permitido que podamos desprendernos de las "cosas tontas" de la política de Bush por las que la gente nos odia.
Se supone que esas cosas tontas son las torturas de Abu Ghraib, los vuelos y las cárceles secretas de la CIA o el limbo jurídico de Guantánamo.

Pero en lo fundamental, el guión se mantiene.
Así, el seminario analiza el Predator Drone, el avión teledirigido utilizado en varios países como instrumento de vigilancia, pero también para cometer asesinatos selectivos contra dirigentes y grupos terroristas.
Garzón no pone reparos a que esos aviones no tripulados se usen como los satélites para obtener información e incluso como armamento convencional en casos de guerra, pero es tajante al rechazar que sea legal emplearlos para asesinar a objetivos terroristas fuera de los conflictos bélicos.

Sin embargo, los participantes estadounidenses se muestran entusiasmados por disponer de una herramienta tan eficaz contra los terroristas.
Lo único que afea tan brillante dispositivo es que el 20 % de las bajas que causa (una de cada cinco) son civiles inocentes, mujeres y niños.
Por lo que se propone que se trate de reducir tan dramático porcentaje.
Garzón advierte de que actuaciones de ese tipo pueden constituir crímenes contra la humanidad y ser perseguidos por la comunidad internacional para evitar la impunidad.

¿Saben cuál fue la reacción a la advertencia de que podrían estar causando crímenes contra la humanidad?
Que el Predator Drone tiene un problema: tras su uso no hay posibilidad de obtener datos de inteligencia, ya que los sospechosos a los que habría que interrogar están muertos.
Impresionante.

Es obvio que existe un océano de diferencias entre las concepciones norteamericana y europea de afrontar el terrorismo, aunque ambas tengan el mismo objetivo de eliminar la amenaza y detener a los culpables.
Una de las más importantes es que mientras en Europa siempre se habla de encarcelar a los terroristas, los estadounidenses hablan de destruirlos, a veces en sentido literal.

Ya lo dijo el humorista catalán Jaume Perich :
"La penicilina se inventó por casualidad, el napalm no".

JOSÉ YOLDI 10/05/2010

Manuel
#570

lunes, mayo 10, 2010

FC St. Pauli

El ascenso del St.Pauli a la Bundesliga trae de nuevo al máximo nivel al club más peculiar del mundo: antifascista en sus estatutos, tiene 11 millones de seguidores en Alemania, su presidente es abiertamente gay y, ahora, se presenta en la Bundesliga con una tienda erótica como patrocinador.


No hay un club que despierte más pasiones dentro y fuera de Alemania.
El St Pauli, el club del barrio portuario de Sankt Pauli en Hamburgo, se convirtió en un icono en los 80 al ser el primer club del mundo que se hacía antifascista, antisexista y antirracista incluyendo cláusulas en sus estatutos.
La bandera pirata es su logo oficioso, y representa la oposición el establishment capitalista.
Es un icono mundial de la izquierda y el fútbol. Además, es el club con mayor número de socias.
Su poder es grande: su presión hizo que el club retirase los anuncios de una revista masculina del estadio, al considerar que denigraba a las mujeres.

Su esencia es absolutamente rompedora en el fútbol mundial.
"Es el equipo de la clase trabajadora", declaraba Butje Rosenfeld, ex jugador del club y ahora periodista en un reportaje en 'Transworld Sport'.
Sankt Pauli se llenó de inmigrantes a finales de los 60 y ahora, este colectivo y el de estudiantes colma un barrio donde el movimiento okupa tiene una presencia palpable.
Además, el club es seguido masivamente por grupos musicales alternativos de todo el mundo, desde Bad Religion a Asian Dub Foundation o Turbonegro, que le dedicó una canción.


Su presidente, Corny Littman, es director de teatro y abiertamente homosexual.
Ser mandamás del club exige pedigrí: en los 70, el estadio cambió su denominación por Wilhelm Koch, ex presidente del club. Cuando se descubrió que había pertenecido al Partido Nazi, el campo volvió a llamarse Millerntor, denominación que mantiene.


El nuevo ídolo de la afición es Deniz Naki, alemán de padres turcos que ha llevado su identificación con el St Pauli al extremo.
El pasado mes de noviembre, en casa del archirrival Hansa Rostock (el equipo de una ciudad con un alto porcentaje de votos de la ultraderecha), Naki celebró un gol yéndose al fondo de los ultras locales y haciendo la señal de que les iba a cortar el cuello.
Al terminar el partido, clavó una bandera del St Pauli en el césped.


Su increíble legión de hinchas (se estima que, sólo en Alemania, tiene 11 millones de simpatizantes, y colecciona más de 500 clubes de fans en todo el mundo; cuando jugaba en Tercera su estadio promediaba 15.000 espectadores cuando la media de la división era de 200) ha atraído a multitud de patrocinadores. La marcas de coches Dacia sacó una edición especial St Pauli de su modelo Duster y Nike fabricó dos ediciones especiales de sus Dunk.

Sin embargo, hasta en los patrocinadores ha decidido ser innovador.
Sankt Pauli es el 'barrio rojo' de Hamburgo, y por eso ningún club mejor para ser patrocinado por Orion, una empresa de artículos eróticos en Internet.
Para celebrar el ascenso, ha elaborado 20.000 condones con el escudo del club.
Para que la Bundesliga se vuelva a enterar de quién es el St Pauli.

**


Am 15. Mai 2010 feiert der FC St. Pauli sein 100-jähriges Bestehen.
Pünktlich zum Jubiläum stieg das Team von Trainer Holger Stanislawski in die Bundesliga auf.
Es ist der fünfte Aufstieg in der Vereinsgeschichte.
Zu den größten Erfolgen in der Bundesliga zählt der 2:0-Auswärtssieg 1977 beim Hamburger SV sowie der 1:0-Auswärtssieg 1991 beim FC Bayern München.
Binnen zwei Jahren stieg der FC St. Pauli zweimal ab, stand nach dem Gang in die Drittklassigkeit 2004 vor einem Schuldenberg. Erst eine Retterkampagne, in deren Zentrum die legendären "Retter"-T-Shirts sowie ein "Retterspiel" gegen den FC Bayern standen, sicherten den Fortbestand des Kultclubs.

Manuel
#569

Europa sin europeos

De todos los problemas que enfrenta Europa, y que tan magistralmente ha resumido el Grupo de Reflexión sobre el futuro de Europa que preside Felipe González en el informe presentado este pasado sábado, merece la pena detenerse en uno que quizá sea el más complejo de resolver: las proyecciones demográficas, sumadas a las políticas, dibujan ante nosotros una Europa sin europeos.

Pensar en cómo hacer una Europa sin europeos no es fácil.
Porque no se trata sólo de las proyecciones demográficas, aunque éstas sean elocuentes de por sí. En los últimos 50 años, la población europea se ha reducido a la mitad en términos relativos: si en 1960, uno de cada cinco habitantes del planeta era europeo, hoy sólo lo es uno de cada de 10. La Unión Europea a Veintisiete sólo representa hoy el 7,5% de la población del mundo, cuando en 1960 era el 14%. Y en los próximos 40 años su peso relativo se reducirá aún más, hasta llegar al 5% de la población mundial en 2050.
A menudo discutimos sobre si Turquía, con un 3% de su territorio en Europa, es o no europea.
Pero la discusión está ya zanjada, aunque en sentido inverso, pues dentro de tres o cuatro décadas, los mapas del mundo dibujarán a Europa como lo que siempre ha sido: una pequeña península de Asia.

Como el informe de Felipe González señala, no sólo seremos menos, sino más viejos.
Con una alta longevidad, que sigue aumentando, y una baja fertilidad, que no termina de despegar, las proyecciones señalan que la población en edad de trabajar se reducirá en 68 millones de personas, con lo que cada cuatro personas en edad de trabajar tendrán a su cargo a tres pensionistas. Recurrir a la inmigración para compensar ese déficit requeriría traer nada menos que 100 millones de personas de fuera (ya que no todos estarían en edad de trabajar).
La diversidad cultural está bien, pero lo cierto es que en 2050 se requerirán 190 millones de habitantes para estar entre los 10 Estados más poblados del mundo. La demografía es tozuda.

Sin embargo, los europeos se resisten a articular políticas de inmigración racionales: el último Eurobarómetro (número 72) nos dice que sólo uno de cada cinco europeos piensa que la contribución de los inmigrantes a nuestro Estado de bienestar (vía impuestos o rejuvenecimiento de la fuerza de trabajo) es más positiva que el coste de los servicios de salud y educación que utilizan.
De hecho, puestos a rechazar la inmigración, una mayoría de los europeos (46% contra 43%) ni siquiera es partidaria de seguir ampliando la Unión Europea dentro de las fronteras de Europa.
Y si quitamos de la muestra a los nuevos miembros, en la vieja Europa de los Quince un 52% está en contra de cualquier futura ampliación, frente a sólo un 38% a favor.
El futuro es una Europa pequeña, que piensa en pequeño.

Los europeos podrían compensar esa aversión a la inmigración con un sentido de identificación con Europa más intenso.
Los xenófobos podrían unirse para secuestrar la Unión Europea y hacer de ella un bastión nacional-populista contra el resto del mundo. Probablemente, incluso se terminarían por llevar bien con los otros nacional-populistas que pululan por el mundo.
Sin embargo, hoy por hoy, en todos los estudios, el mejor predictor de la actitud hacia Europa de un ciudadano es su actitud hacia la inmigración: cuanto más xenófobo, más antieuropeo.
Por tanto, debemos dar las gracias porque, en su miopía histórica, los populistas se conformen con anhelar minúsculas identidades nacionales en vías de extinción demográfica.

Después de más de 50 años de integración europea, siguen siendo una mayoría los que no se sienten identificados con Europa.
La ausencia de un demos europeo no sólo hace inviable la existencia de una democracia europea, sino que constituye un formidable obstáculo para la conversión de la UE en un actor global de primer orden capaz de pensar y enfrentar los desafíos que el Grupo de Reflexión de González nos plantea.
Europa es una república, una res pública, el espacio donde los europeos adquieren algunos derechos cívicos, políticos y económicos adicionales, pero no es una identidad. Como señala Fidel Sendagorta en Europa entre dos luces (Biblioteca Nueva 2007), "la Unión Europea sigue siendo un todo inferior a la suma de sus partes porque le falta el sentido de trascendencia necesario para jugarse la vida por ella".
Dicho en otras palabras, si Europa no es una nación, ni un Estado, ni una democracia, puede que algunos estén dispuestos a matar por ella, pero es dudoso que nadie quiera morir por ella.
Al contrario que Estados Unidos, que unió ciudadanos, Europa se hizo para unir Estados.
Y en manos de ellos estamos.
Europeos sin Europa, Europa sin europeos.

JOSÉ IGNACIO TORREBLANCA 10/05/2010

Manuel
#568

sábado, mayo 08, 2010

La victoria de los mercados financieros

Sabíamos desde hacía tiempo que la globalización liberal significaba en primer lugar la dominación de los mercados de capitales y, por lo tanto, el debilitamiento de la política como instancia de regulación del desarrollo económico y social.
También sabíamos que un determinado número de grandes países (Estados Unidos, Europa, dirigida de facto por el eje franco-alemán; Reino Unido, Japón, y ahora China, India y Brasil) eran vectores de esa globalización.
Ahora sabemos, por fin, que los mercados financieros, responsables de la crisis en la que estamos inmersos, también son capaces de poner de rodillas a un Estado de la zona euro y que pueden amenazar a otros. Grecia era sólo el primer eslabón de la cadena.
Era, por supuesto, un test sobre la solidaridad europea y la capacidad de resistencia de Europa.

El ataque contra Grecia empezó con rumores. El que apunta ahora a España empieza también por una rebaja de la calificación en la Bolsa de la deuda soberana española; es igual de preocupante. El Gobierno español ha calificado esos rumores de "ridículos".
Esperemos que tenga razón. Pero no hay humo sin fuego.
Los dirigentes de los países del sur de Europa deben tomarse en serio esta situación y, sobre todo, exigir una respuesta europea coordinada.
Lo que está en juego es el futuro de la moneda única.
Y lo que es seguro es que no saldremos de la crisis sin cambiar la política del euro.

En efecto, no era necesario ser un premio Nobel de Economía para adivinar, desde que se instauró la moneda única, que los desequilibrios estructurales de la zona euro (principalmente la desigualdad de desarrollo entre los distintos países) no aguantarían el primer seísmo.
Pero aquellos que lo decían eran calificados de antieuropeos por parte de los bien-pensantes liberales y conservadores.
Sin embargo, la responsabilidad de quienes han construido esta Europa ha quedado ahora al descubierto. Europa no ha sabido reaccionar ante la crisis mundial de 2008, ni tampoco defenderse de los ataques contra uno de sus miembros, y da la razón a los mercados financieros solicitando ayuda al FMI e imponiendo planes de una dureza implacable a los países que están en el punto de mira de los inversores-especuladores.
Peor aún: al escoger la estrategia de los planes de austeridad, Europa desembocará en una recesión generalizada, en una crisis social duradera cuyas consecuencias nadie puede prever.
Por último, actuando de este modo, la Unión Europea ha animado objetivamente a los mercados financieros a que la emprendan con otros países.

Tomemos el caso de Grecia.
La aportación de 110.000 millones de euros no resolverá nada; es muy probable que este país no pueda pasar del 14% actual de déficit a un 3% en 2014, salvo que provoque una explosión social; el préstamo se realiza bajo unas condiciones excesivas (5%, ¡viva la solidaridad europea!); por último, la aplicación de las medidas exigidas romperá el crecimiento griego, en caso de que vuelva a arrancar dentro de los próximos tres años. Esto no ha acabado aún.
Después de que Alemania haya vacilado varias semanas, aun así cruciales para el rescate, antes de decidirse, ciertos países europeos, como por ejemplo Eslovaquia, ya declaran que no aportarán lo que han prometido si no tienen la certeza de que el Gobierno griego actúa con dureza.

En realidad, la Europa de Bruselas y del Banco Central ha elegido salir de la crisis con la recesión, el desempleo, la deflación salarial y no con la recuperación, la puesta en marcha de una estrategia keynesiana de creación masiva de empleos y de una política europea solidaria de crecimiento compartido.

Lo que se quiere perpetuar para satisfacer a los especuladores es un pacto de estabilidad responsable del desempleo endémico en Europa; es la falta de coordinación económica entre los miembros de la zona euro, dejando las manos libres al Banco Central; es la ausencia de política fiscal común; es, por último, el aumento de las diferencias de desarrollo entre los países de la zona euro.

¿Creemos seriamente que los países que no han podido colmar sus diferencias de convergencia con los países más ricos, a pesar de 25 años de transferencias de fondos de cohesión y ayudas de todo tipo, podrán lograrlo ahora, en época de vacas flacas?
¿Y cuánto tiempo llevará esto?
El caso de Grecia es absolutamente ejemplar, puesto que a pesar del duro plan europeo, los mercados financieros se han negado a confiar en el Gobierno griego.
Y la moneda única continúa siendo atacada.
¿Debería abandonar Grecia la zona euro?

Es una gran y enorme batalla la que se está librando.
Y no ha hecho más que empezar.

SAMI NAÏR 08/05/2010

Manuel
#567

Euro vs. Speculandia





Manuel
#566

domingo, mayo 02, 2010

+ Europa

Comenzó con una tragedia griega, siguió con una zarzuela española y puede culminar con una explosiva ópera alemana.
La actual crisis económica europea crece, se diversifica y complica.
Si sigue así puede acabar con el proyecto más imaginativo e innovador de la geopolítica mundial: la integración europea.
El ambicioso objetivo de consolidar a Europa como un actor económico bien integrado y un protagonista político cohesionado en el escenario internacional es indispensable para los europeos y bueno para el resto del mundo. Europa no podrá defender eficazmente sus intereses, mantener los estándares de vida a los que se han acostumbrado sus habitantes y ser un jugador relevante en el mundo si se vuelve a fragmentar.
Lamentablemente, una Europa menos integrada ha dejado de ser tan inimaginable como lo era hasta hace unos meses.

Hay dos escenarios para la poscrisis: uno se llama más Europa; otro, menos Europa.
Este último es el que se va a imponer si no cambian drásticamente tres cosas: las políticas económicas de los Gobiernos; la impunidad con la que políticos oportunistas, tanto en el Gobierno como en la oposición, le mienten al público acerca de la gravedad de la situación y, muy importante, la complacencia de un público propenso a repudiar a los políticos que le dicen la verdad.
Menos Europa es lo que resulta de una solución para Grecia que dentro de unos meses se mostrará insuficiente e implicará la necesidad de un nuevo socorro financiero. El socorro actual no aparece a tiempo ni en las cantidades suficientes y así el crash griego se profundiza, contamina y debilita aún más a los otros países débiles de Europa. España, Portugal e Irlanda gritan a los cuatro vientos "¡no somos Grecia!". Es una afirmación relativamente cierta pero que encubre el hecho de que su estabilidad económica es cada vez más precaria y sus vulnerabilidades cada vez más peligrosas.

Mientras tanto, una Alemania tan rica como reticente a apostar sus riquezas en el rescate de sus socios mediterráneos interviene con decisiones tardías y parciales, moldeadas por la percepción de que su apoyo al proyecto europeo ha tenido costes intolerables para su población.

Chinos, hindúes, petroleros árabes y otros países ricos en reservas dejarían de tratar al euro como una moneda equivalente al dólar estadounidense y algunos países europeos lo abandonarían.
Un ambiente de sálvese quien pueda y cada uno por su cuenta comienza a permear las cumbres europeas. Muchos aplauden el desprestigio y debilitamiento de la burocracia en Bruselas y el vídeo más popular en Internet es uno donde Lady Gaga reemplaza a Lady Ashton como Alta Representante de la Política Exterior de la Unión Europea.

En este escenario, Alemania y Francia seguirían siendo países de peso en el orden mundial y Reino Unido, gracias a su relación especial con los Estados Unidos, gozaría de más relevancia de la que justificaría su menguado poder económico.
Obviamente, Europa seguiría existiendo y emitiendo ruidos que emulan los que haría un continente verdaderamente unido, económicamente sano y políticamente coordinado. Pero el resto del mundo oiría estos ruidos con una burlona sonrisa, sabiendo que proceden de un continente que salió de esta crisis siendo menos de lo que era antes y mucho menos de lo que hubiese podido ser.

Este escenario es una desventura que hay que impedir.
Menos Europa no es inevitable y Más Europa no es solo deseable, sino que es posible.
Más Europa
no debe significar más Bruselas, ni más burocracia, ni más vergonzosos despliegues de incompetencia como los que hemos visto en la selección de los líderes de Europa, en el manejo de la crisis del tráfico aéreo producido por la erupción del volcán impronunciable ni por el patético manejo de la crisis de Grecia.

Más Europa se construye a partir de líderes que saben cómo explicarle a sus compatriotas que sus hijos estarán condenados a tener estándares de vida inferiores a los que disfrutaron ellos a menos que las economías europeas se reformen e integren de manera más profunda que hasta ahora.
Que Europa tiene que pasar por dolorosos ajustes que incluyen el reconocimiento que es imposible ganar cada año más a menos que se produzca cada año más.
Que los sindicatos deben permitir más competencia en el mercado de trabajo, los empresarios más competencia en el mercado de bienes y servicios y que las exuberantes ganancias de algunos bancos son manifestaciones de distorsiones a corregir en los precios del riesgo.
Que es miope para alemanes, franceses y otros que han acumulado inmensas reservas el mantenerlas bajo el colchón mientras Europa se fragmenta, cosa que a la larga va contra sus intereses.

Estamos en uno de esos momentos donde el temple, la audacia y la visión de los lideres puede alterar las trayectorias de sus sociedades y cambiar la historia.
La oportunidad de construir Más Europa está allí para quienes sepan aprovecharla.

MOISÉS NAÍM 02/05/2010


Tout a commencé par une tragédie grecque. Cela s'est poursuivi avec une zarzuela espagnole. Et le point culminant sera peut-être un opéra explosif allemand.
La crise économique qui frappe l'Europe s'étend, se diversifie et s'aggrave.
Si cette tendance ne s'inverse pas, le projet le plus imaginatif et novateur en matière de géopolitique mondiale -l'intégration européenne- risque de mourir.

L'ambitieux objectif de renforcer l'Europe en tant qu'acteur politico-économique cohérent et bien intégré sur la scène internationale est indispensable pour les Européens.
Cela serait également bénéfique pour le reste du monde.
L'Europe ne saurait défendre efficacement ses intérêts, maintenir le niveau de vie auquel se sont habitués ses citoyens et être un acteur mondial de premier plan si elle se fragmente de nouveau.
Hélas, une Europe moins intégrée n'est plus aussi inimaginable qu'il y a encore quelques mois.

Il y a deux scénarios.
On peut baptiser le premier «Moins d'Europe».
C'est cette issue qui l'emportera si des changements radicaux ne s'opèrent pas à trois niveaux.
Au niveau des politiques économiques des gouvernements; de l'impunité avec laquelle les politiciens opportunistes -tant ceux du gouvernement que de l'opposition- font de la langue de bois sur la gravité de la situation; enfin, et c'est très important, au niveau de la complaisance d'un public enclin à en vouloir aux responsables politiques qui jouent la transparence.
«Moins d'Europe», c'est ce qui résulterait d'une «solution» pour la Grèce qui, dans quelques mois, apparaîtrait comme insuffisante et nécessiterait de secourir financièrement ce pays.

Seulement, le sauvetage financier arriverait trop tard et ne serait pas assez important.
D'où l'aggravation du «krach» grec, lequel contaminerait et affaiblirait davantage les autres pays faibles d'Europe.
L'Espagne, le Portugal et l'Italie hurleraient à qui veut l'entendre: «Nous ne sommes pas la Grèce!», une affirmation est plutôt vraie, mais qui sous-entendrait que leur stabilité économique est de plus en plus précaire.

En attendant, une Allemagne aussi riche que réticente à l'idée d'investir dans le sauvetage de ses partenaires méditerranéens interviendrait à coup de mesures tardives et partielles, largement façonnées par l'impression que sa contribution au projet européen a engendré des coûts inacceptables pour sa population.
Bientôt, les Chinois, les Indiens, les Etats pétroliers arabes et d'autres pays riches en ressources énergétiques n'ont plus aucune confiance dans l'euro et se raccrochent au dollar.
Certains pays abandonnent même la monnaie européenne.
Un climat de sauve-qui-peut et de chacun pour soi commence à gagner les sommets européens.
Beaucoup applaudissent la perte de prestige et l'affaiblissement des institutions de Bruxelles.
L'une des vidéos les plus vues sur la Toile montre Lady Gaga qui remplace Lady Ashton, la Haute représentante de l'Union pour les affaires étrangères.

Selon ce scénario, l'Allemagne et la France demeureraient des pays de poids dans l'ordre mondial. Quant à la Grande-Bretagne, grâce à sa relation privilégiée avec les Etats-Unis, elle jouerait un rôle plus important que celui qui devrait être associé à son pouvoir économique.
Bien sûr, l'Europe ne disparaîtrait pas entièrement et continuerait de mener des initiatives qu'elle voudrait faire passer pour celles d'un continent uni, sain économiquement et cohérent politiquement.
Mais le reste du monde se gausserait de ses gesticulations, sachant qu'elles émanent d'une région qui est sortie de la crise économique encore plus faible qu'avant.
Pire, d'un continent qui est bien loin de là où ses ambitions auraient dû le mener.

Le premier scénario, «Moins d'Europe» serait un malheur qu'il faut à tout prix empêcher.
Non seulement «Plus d'Europe» est souhaitable, mais ce projet est tout à fait viable.
Pour autant, il ne doit pas être synonyme de plus de Bruxelles, plus de bureaucratie ou plus de preuves d'incompétence (comme celles qu'on a pu voir au moment du choix des leaders de l'Union, lors de la gestion de la crise du trafic aérien provoquée par l'`éruption du fameux volcan au nom imprononçable ou de celle -désastreuse- de la crise grecque.

Un projet «Plus d'Europe» se bâtit avec des dirigeants qui savent dire la vérité à leurs compatriotes. Qui sont capables de leur dire que si les pays du continent ne réforment pas drastiquement leur économie et qu'on approfondit pas plus sérieusement l'intégration européenne, leurs enfants seront condamnés à avoir un niveau de vie inférieur au leur.
Des leaders qui savent leur expliquer que l'Europe devra faire des sacrifices qui impliqueront de reconnaître l'impossibilité d'augmenter les salaires tous les ans quand le PIB baisse.

Par ailleurs, les syndicats doivent accepter que le marché du travail soit soumis à plus de concurrence. Le patronat que les marché des biens et services soit également plus concurrentiel.
Il faut faire admettre que les profits monstrueux de certaines banques sont la manifestation de distorsions à corriger au niveau des prix du risque.
Que les Allemands, les Français et tous ceux qui ont amassé des réserves d'argent et les conservent sous leur matelas pendant que l'Europe se fragmente se fourvoient.
Car, à long terme, une telle attitude dessert leurs intérêts.

Nous sommes aujourd'hui à l'un de ces moments décisifs où l'humeur, l'audace et la vision des leaders peuvent changer les politiques économiques et sociales européennes.
Et, par voie de conséquence, le cours de l'histoire.

L'opportunité de bâtir «plus d'Europe» est là. Pour ceux qui sauront la saisir.


Manuel
#565