El espectro de Ceaucescu le empujó a subirse a un avión y abandonar el país.
Ya lo había hecho antes su no menos cleptoctrática familia. Asume el poder el primer ministro Mohammed Ghanuchi quien deberá convocar elecciones.
Ha anunciado que la salida será constitucional. El Ejército está detrás de los cambios.
Es la institución que ha forzado la dimisión del presidente.
Ni un muerto más. Ni un disparo más.
Nada está ganado todavía. La lucha continúa.
Las dictaduras son piramidales. El mal no está solo en la cabeza.
Túnez es uno de los países mejor preparados en el mundo árabe para una democracia.
Las calles siguen repletas de manifestantes jubilosos que lloran y abrazan a los policías.
Hay banderas tunecinas y algún cartel con la imagen del Che.
Parece la Revolución de los claveles.
Todos los políticos occidentales que mantuvieron un silencio cobarde durante la represión y los muertos, ya pueden hablar, llenarse la boca de palabras de felicitación.
El Español llama a la calma.
Llega tarde, la calma empieza ahora tras 23 años de represión criminal.
Enhorabuena Túnez.
Manuel
#677
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