Ayer aterricé en Madrid, venía de Cisjordania, en un viaje organizado por la Plataforma de Mujeres Artistas. Siento mi corazón como si una mano lo estrujara y mi cabeza es un torbellino de emociones y de rabia que apenas puedo contener.
Gaza está siendo masacrada, de forma indiscriminada. Siento impotencia y dolor al ver cómo se distorsiona la realidad. Decir que el detonante han sido los cohetes lanzados por Hamás es una hipocresía más de la imagen que se da del conflicto.
Gaza lleva muchos años siendo un campo de concentración asediado por tierra, mar y aire, por Israel. Y los ataques de Hamás un grito de desesperación ante tanta humillación y tanto doble rasero por parte de la Comunidad Internacional.
Hubo unas elecciones democráticas y libres que ganó Hamás por goleada. Pero parece ser que los resultados electorales sólo se aceptan si el que las gana es de nuestro agrado. ¿Esta es la democracia que Occidente quiere exportar? ¿Por qué se habla de Hamás como un grupo terrorista? ¿Acaso no nos gusta por ser musulmán?
Israel es un Estado confesional, y está invadiendo territorios que no son suyos, está violando, sistemáticamente, los Derechos Humanos; está comportándose como un Estado terrorista, ¿por qué tenemos acuerdos preferenciales con él? ¿Por qué le permitimos a Israel la ocupación?
Este año se celebra el 60º aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. ¡Cuánta hipocresía! Cada año se recuerda el horror del Holocausto judío cometido por los nazis durante la Segunda Guerra mundial, pero no hacemos nada por el genocidio que Israel está cometiendo con el pueblo palestino. ¿Cuántos años más vamos a esperar para denunciarlo y llorarlo? ¿Por qué las Naciones Unidas no manda fuerzas de interposición para acabar con esa situación? ¿Por qué se les paró los pies a los serbios y no se hace lo mismo con Israel?
Israel firma acuerdos que no cumple, no acata las resoluciones de la ONU, y sigue con la ocupación. En estos días los medios de comunicación hablan de Gaza, pero diariamente se está deteniendo, hiriendo y matando por toda Cisjordania.
Estamos sembrando odio, y siento vergüenza como ciudadana del mundo por lo que estamos permitiendo. Las mujeres y hombres palestinos nos agradecían que fuéramos a visitarlos y conociéramos su realidad para que la denunciáramos. También hablamos con asociaciones de mujeres israelíes que nos pedían ayuda para que desenmascaremos a su Gobierno porque desean construir un país decente, acabar con la ocupación y convivir junto a sus vecinos palestinos.
Quiero acabar poniendo un poco de belleza en esta reflexión, con un poema del poeta palestino fallecido hace unos meses Mahmud Darwix:
Al asesino: si hubieras visto el rostro de la víctima te lo habrías pensado, te habrías acordado de tu madre en la cámara de gas, te habrías liberado de la razón del fusil y habrías cambiado de idea: ¡así se recobra la identidad!.
Manuel
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