martes, junio 28, 2011

La crisis de Europa, una oportunidad para China

En otros tiempos, Europa colonizaba pedazos de China.
Hoy, China coloniza pedazos de Europa.
De manera informal, por supuesto, y mucho más cortés que cuando la situación era al revés.
El ascenso de China esclarece y al tiempo aprovecha el declive relativo de Europa.

El primer ministro chino, Wen Jiabao, que llegó a Europa el día 24, tenía previsto visitar Alemania, Reino Unido y Hungría. ¿Por qué Hungría?
En parte, porque ocupa la presidencia de turno de la UE, pero también porque China dispone de grandes inversiones en el país y pretende hacer más, como en otros lugares del sur y el sureste de Europa. Un estudio que van a publicar Francois Godement y Jonas Parello-Plesner, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR en sus siglas en inglés), calcula que China hoy tiene el 40% de sus inversiones de la UE en Portugal, España, Italia, Grecia y Europa del Este.
El último año, varias autoridades chinas han visitado asimismo España, Portugal y Grecia.

¿Por qué prestar tanta atención a la periferia?
Porque en esos países se pueden hacer inversiones prometedoras, y esas economías periféricas, más pequeñas, son una forma sencilla de entrar en un mercado europeo único de 500 millones de consumidores. El mercado de la UE está mucho más abierto a los inversores chinos que el chino a los europeos. Además, hacer grandes inversiones en estos países tiene una compensación política. Cuanto más dependan económicamente de China, menos probabilidades habrá de que apoyen las acciones comunes de la UE que China considera hostiles a sus intereses fundamentales.
No es demasiado cínico darse cuenta de que Pekín está construyendo una especie de lobby chino dentro de las estructuras de toma de decisiones de la UE, donde, al menos en teoría, el Estado más pequeño es igual que el más grande.

Con la eurozona en cuidados intensivos, a países como Grecia, España y Portugal también les gustaría que China comprase parte de sus desolados bonos del Estado. Aunque no conocemos las cifras exactas de las adquisiciones de bonos por parte de China, sí sabemos que los gestores chinos de fondos soberanos llevan un tiempo diversificando discretamente sus inversiones para no limitarse a los bonos del Tesoro estadounidense.
Sus dirigentes políticos pronuncian palabras comprensivas y hablan de ayudar a la eurozona.
La verdad es que a la economía china le perjudicaría que la economía europea cayese en picado.

China, que posee las mayores reservas extranjeras del mundo -alrededor de tres billones de dólares-, podría comprar la mitad de los bienes públicos privatizables de Grecia en un abrir y cerrar de ojos. ¿Deben desconfiar los griegos de unos chinos que llegan cargados de regalos?
Ya lo dice el refrán: a caballo regalado no le mires el diente.
Como explicó un destacado geoestratega chino a uno de los autores del informe que va a publicar el ECFR, con exquisita delicadeza oriental, "ustedes necesitan nuestro dinero".

No debemos mostrarnos paranoicos ni hipócritas.
Si creemos en el libre comercio y los mercados, debemos llevar a la práctica lo que predicamos. (Yo voy a tener pronto un coche hecho por un fabricante de propiedad china. Se llama Saab).
El problema no es que a los chinos les resulte demasiado fácil invertir aquí, sino que a los extranjeros les resulta demasiado difícil invertir allí. Pero no cabe duda de que el poder económico chino ya está introduciéndose hasta el corazón de Europa, ni de que eso se traduce en influencia política.

Para algunos vecinos asiáticos de China, su ascenso ha tenido consecuencias mucho peores.
La potencia asiática pretende controlar los mares del Sur de China, hasta el punto de que ha dicho que es uno de sus "intereses fundamentales", y, en las últimas semanas, buques de la Marina china han cortado dos veces los cables de barcos vietnamitas de exploración petrolífera. Mientras que, en Europa, algunos siguen soñando con un mundo posmoderno de soberanía compartida, en el que la UE sea un modelo de gobernanza mundial, la geopolítica de Asia se parece cada vez más a la de la Europa de finales del XIX, no del XX.
Unas potencias soberanas impacientes se disputan la supremacía, construyen armadas y ejércitos y luchan por controlar tierra (como Cachemira) y mar.
Los intereses y las pasiones nacionales pueden más que la interdependencia económica.

Nunca olvidaré mi primera conversación, hace unos años, con uno de los principales expertos chinos en relaciones internacionales, Yan Xuetong. Hablandodel ascenso de China, observé que la transferencia de la supremacía mundial de Gran Bretaña a Estados Unidos a partir de 1945 era el único ejemplo que conocía de un gran traspaso hegemónico que no había ido acompañado de una guerra.
"¿Qué quiere decir?", me interrumpió Yan, agitando las manos.
"¡Claro que hubo una guerra! Solo que contra otro país...". Tenía razón.
La guerra contra la Alemania nazi sirvió de catalizador del traspaso de hegemonía de Londres a Washington. Confiemos en que la historia no se repita.
Pero sería muy sorprendente -por todos los precedentes históricos- que el ascenso de China no vaya acompañado, en algún momento de los 10 o 20 próximos años, por un conflicto armado con alguno de sus vecinos de menor tamaño.
Podría ser Vietnam, por ejemplo, con la consiguiente cuestión de cómo reaccionaría Estados Unidos.

Junto a las dimensiones económica y militar del ascenso de China como potencia, existe un tercer aspecto: el político y cultural, el del poder blando.
Yan Xuetong acaba de escribir un libro fascinante titulado Ancient Chinese Thought, Modern Chinese Power (Pensamiento chino antiguo, poder chino moderno).
Está dedicado a examinar las enseñanzas del pensamiento político anterior a la dinastía Qin -es decir, anterior al año 221 antes de Cristo- aplicables al papel de China en el mundo actual.
Yan sostiene que en aquellos pensadores chinos antiguos pueden distinguirse dos ideas opuestas sobre el poder del Estado: la hegemonía y lo que llaman la "autoridad compasiva".
Con la "autoridad compasiva", la sabiduría, la virtud y la beneficencia de los gobernantes no solo satisface a sus ciudadanos, sino que atrae a otros, por lo que extiende su forma de gobernar más allá de sus fronteras.

Si bien Yan no parece rechazar del todo la mera hegemonía, afirma que China debe aspirar a esa forma más ambiciosa de poder, entre otras cosas, "renovando sin cesar el sistema político".
Aunque se muestra un poco elíptico al llegar a este punto, también sugiere que "China debe incluir el principio moral de la democracia entre los principios que promueve".

Hay que dejar claro que la China de 2011 está muy lejos de ejercer esa "autoridad compasiva".

Desde los tiempos del gran reformista Deng Xiaoping, puede reivindicar el logro moral de haber sacado a cientos de millones de personas de la pobreza.
Para los países en vías de desarrollo de todo el mundo, su modelo de capitalismo de Estado representa un desafío ideológico al modelo liberal de capitalismo de libre mercado, hoy desgarrado por la crisis.

El hombre que visita Europa, Wen Jiabao, es un número dos auténticamente atractivo y considerado, muy abierto a debatir las preguntas polémicas de extranjeros y popular incluso entre los insatisfechos jóvenes de su propio país.
Sin embargo, en los dos últimos años, un Partido Comunista nervioso, que se encaminaba hacia la transición de poder en 2010, ha retrocedido a una forma que no tiene nada de compasiva, ni en el tratamiento de las minorías étnicas del país ni en el encarcelamiento del artista Ai Weiwei, que fue finalmente liberado hace unos días.
Su reacción ante la primavera árabe ha sido de mayor preocupación de lo que, a juicio de la mayoría de los observadores, debería haber sido.

Ninguna de las tres facetas del poder chino -económica, militar y política- puede separarse de las demás. Todas están cambiando.
Es deseable un diálogo crítico como el que quieren mantener David Cameron y Angela Merkel con el admirable señor Wen.
Pero la realidad es que la influencia externa en la evolución de esta superpotencia emergente va a ser limitada.
Por consiguiente, necesitamos poner nuestros propios asuntos en orden, vigilar la situación y tener esperanza.

TIMOTHY GARTON ASH 28/06/2011

Manuel
#754

jueves, junio 23, 2011

Perpetuum mobile





Manuel
#753

No, 'bwanas'

Cumplir las recetas, hacer los deberes, respetar los plazos... No me extraña que la calle esté mostrando el hartazgo que tales cantinelas tutoriales producen en parte de la ciudadanía, joven o no tanto. Hay otra frase que últimamente se pronuncia a menudo: "Hay que respetar las instituciones", afirman en las tertulias afamados economistas que nunca la vieron venir pero que siguen cobrando por aconsejarnos.

Instituciones. La pena de muerte era en Europa toda una institución, por no hablar de la guillotina y el garrote vil. Hasta que ya no lo fue. Mi ejemplo bien puede calificarse de extremo. Pero es que creo que las recetas para la crisis de esa sacra institución de nuestros días, el Fondo Monetario Internacional -cuyo funcionario más progresista saltaba como un mono de la ducha al acoso del servicio-, se han revelado no solo erradas sino crueles. Al menos, la guillotina mataba de un solo tajo y de uno en uno a los ciudadanos. El FMI y su sistema de préstamos con usura al corto plazo decapitan la esperanza de pueblos enteros y convierten el presente en una entelequia cuyo único lugar habitable, real y posible es, insisto, la calle.

Todo esto se produce mientras campeones de otras grandes instituciones -los bancos- también nos exhortan a portarnos bien. El desapacible señor Fernández Ordóñez insiste en que va mejor, pero no es bastante; y Francisco González, ese pobre paria del BBVA, al tiempo que afirma en México su disposición a invertir 2.000 millones de euros en aquel país, explica que las reformas del señor Zapatero no han llegado a buen camino, porque como es socialista no cree en ellas.

Hartos de tanto sabio, de tanto memo grande solo en ambiciones, y de tanto adalid de la única institución a la que sirven: el capitalismo gore, cuyo medio es nuestro fin.

MARUJA TORRES 23/06/2011

Manuel
#752

lunes, junio 06, 2011

Rolando el Garroso


"Admiro que a Nadal le queden ganas de dar las gracias al público"

Carlos Moyá (ex tenista)


Manuel
#751

domingo, junio 05, 2011

Tarjeta amarilla, casi roja

Dos de cada tres españoles (66%) simpatizan con lo que se conoce como Movimiento 15-M, del que un 74% subraya su carácter pacífico.
¿Cómo no van a simpatizar si el 81% piensa que quienes lo promueven tienen razón, en líneas generales, en las cosas por las que protestan y el 84% considera que lo que estos "indignados" plantean son cuestiones que afectan al conjunto de la sociedad y no solo a unos pocos?
Dos de los planteamientos centrales del Movimiento 15-M encuentran un respaldo prácticamente unánime entre nuestra ciudadanía.
Un 83% cree que desde que empezó la crisis quien realmente manda en el mundo (y por ende en España) no son ya los Gobiernos sino lo que genéricamente se designa como "los mercados".
¿Puede extrañar entonces que se sumen a la reclamación de una "democracia real", es decir, de aquella prometida -y tan rápidamente olvidada- refundación del capitalismo que iba a restituir al cuerpo político esa soberanía ahora aparentemente secuestrada por un variopinto cúmulo de agencias e instituciones financieras?

En segundo lugar, el 90% cuestiona fuertemente el modo en que están organizados y funcionan nuestros partidos políticos y reclaman su reforma en profundidad para que presten más y mejor atención a lo que piensa el ciudadano medio.
Ahora, la triste impresión dominante en nuestra sociedad -e incluso tanto entre votantes del PSOE como del PP- es que uno y otro partido solo representan sus propios intereses como organizaciones: únicamente un 19% piensa, en cambio, que representan realmente los intereses de la mayoría de los ciudadanos.
La ciudadanía coincide así con los "indignados" en mostrar a la clase política una contundente tarjeta amarilla que si no ha pasado ya a ser roja es probablemente por la inequívoca identificación de los españoles con su sistema democrático, a pesar de la imagen esclerótica y distante que este ahora les presenta.
Pero el aviso está dado.

Manuel
#750

Sol...

“¿Por qué estás aquí?”, pregunta al grupo la moderadora de una reunión de Comisiones.
“Para cambiar el mundo”, grita uno.
“Para cambiarme a mí mismo”, responde otro.
“Porque cada vez que paseo y veo las carpas es como si me dieran un abrazo enorme”, dice una señora que ha salido de casa para pasear al perro, pero ha acabado sentada con los indignados.
El compañero de la izquierda la rodea con sus brazos.
“Por eso estamos aquí, intentemos recordarlo”.

Si Sol tiene un futuro, pasa porque contagie todas las plazas de escenas como esa.


Manuel
#749

jueves, junio 02, 2011

Ayer los reyes de la casa fueron los pepinos


Todos los telediarios y las tertulias nocturnas centraron buena parte de su tiempo en comentar y analizar las consecuencias del anatema alemán sobre la curcubitácea hispana.
La acusación de que eran portadores de la bacteria E. Coli, causante de, por el momento, 14 muertes y 1.300 infectados, supuso una enorme conmoción en los mercados. Los agricultores españoles cifran las pérdidas en 200 millones de euros semanales pero, al parecer, lo peor es la pérdida de confianza e imagen en los productos españoles, un deterioro que costará mucho más tiempo y dinero en recuperar.

Lo sorprendente del caso es que, ayer, la ministra de Salud de Hamburgo, Cornelia Preafer-Storcks admitió que en los análisis de pepinos españoles no existen rastros del agente patógeno de tipo 0101, es decir, donde dije digo, digo diego y aquí no ha pasado nada.
Creo que ya ha llegado el momento de revisar los estereotipos nacionales a la vista de que incluso en la mitificada Alemania se producen chapuzas impresentables, incompetencias notables y maldades hasta ahora identificadas habitualmente con los países sureños de una Europa que permite acciones unilaterales tan lamentables como la descrita.

Por si fuera poco, la señora Merkel, que ya había dado muestras sobradas de su inoportuna, o perversa, locuacidad en los momentos económicos más difíciles de España, ha decidido también que donde había dicho digo, ahora dice diego respecto a las centrales nucleares: si dijo que no se cerrarían pese al desastre japonés, ahora dice que se cerrarán. El cambió de criterio en unos pocos días parece estar relacionado con los desastrosos y recientes resultados electorales.
Es decir, todo vale con tal de seguir en la poltrona.

Naturalmente, en las tertulias políticas tedeteteras, lo que Wyoming llama "el tdt party", las conclusiones de los arrojados tertulianos no eran otras que las de lamentar la falta de carácter y respuesta del Gobierno de Zapatero, tratado como si fuera una zapatilla vieja. Alguno hubo que lo comparó con la fortaleza y dignidad del Gobierno Aznar.
Es evidente que la lealtad es un factor positivo para las subvenciones y concesiones de los gobiernos autonómicos. Llegan buenos tiempos para incrementarlas y hay que colocarse en la primera fila. Algo de esto deben pensar también los miembros de la cúpula de la patronal CEOE cuando, en un giro inesperado aunque consecuente con los resultados electorales del 22 de Mayo, decidieron elevar el listón de sus condiciones para los convenios colectivos, situándolo a una altura difícilmente salvable por las centrales sindicales.


Manuel
#748